Setenta años de música, cine, arte y una fortaleza arroyadora

María Jiménez

La cantante y actriz sevillana, María Jiménez, cuenta con una ardua trayectoria musical que comienza en los tablaos cuando la tonadillera tenía apenas 15 años. 

Su talento y una pizca de suerte, hicieron que la andaluza acabase bailando en el Villa Rosa, un famoso tablao de la Ciudad Condal. De ahí volvió a su Sevilla natal, donde con 18 años tendría a su hija Rocío, todo un escándalo para la sociedad de la época, puesto que fue madre soltera.

De Sevilla se mudó a Madrid, donde se encontró con el éxito por sorpresa cuando se cruzó en su camino con el cineasta y productor discográfico Gonzalo García Pelayo, con quien lanzó su primer disco y hasta debutó en el cine. A partir de ese momento, sus canciones Se Acabó, Háblame en la cama o Con Golpes en el pecho, fueron grandes éxitos de ventas, dando paso a la época dorada de María Jiménez, que comprende las décadas de los 70 y 80.

Rebelde, transgresora y sugerente, María no es una folclórica al uso. Sus letras y su estilismo rompieron con la imagen de la copla, llevándola más allá del panorama musical. Tras actuar en varias ciudades importantes de España, su temperamento la llevó a convertirse en una de las voces más revolucionarias del flamenco de los años 70 y 80, convirtiéndose en un icono temprano del empoderamiento femenino.

Tras sus años de oro, la cantante atravesó una etapa de oscurantismo, hasta que en el año 2001 volvió a las listas de éxitos gracias a La Cabra Mecánica. Un año después, lanzó el gran disco de su vida: Donde más duele, en el que ponía voz a las mejores canciones de Joaquín Sabina. A este disco lo siguieron dos más de canciones versionadas, unidos a otros éxitos televisivos de la artista. Paralelamente a sus éxitos profesionales, en lo personal, María estaba a punto de enfrentarse a una decepción amorosa que la alejaría de los focos por una buena temporada. Su divorcio y la guerra mediática que se desató tras él, dieron como resultado un libro, Calla canalla, y una vida alejada de los escenarios, exceptuando alguna que otra intervención puntual en los platós, donde la artista revalidaba su título de mujer de armas tomar.

Justo a las puertas de la pandemia del Coronavirus, la tonadillera, recuperada de unos problemas de salud que la atizaron fuerte, regresaba a lo grande, liderando el cartel de la sexta edición del Universal Music Festival.

Con 18 discos publicados, media docena de películas y dos profundas tragedias personales – entre las que se encuentra el fallecimiento de su hija mayor en un accidente con sólo 16 años-, María Jiménez lleva en el alma ese espíritu renacentista.

El 2020 significó para la septuagenaria un nuevo comienzo. Lanzó su disco La vida a mi manera, un álbum autobiográfico que recoge 12 canciones y colaboraciones con varios artistas como Pitingo, Miguel Poveda o Raimundo Amador. María confiesa que se encuentra en un momento estupendo “estoy relajada, feliz, este disco me lo he estudiado mucho, lo he criado en mis brazos por lo que es muy especial para mí”.

La vida es el primer sencillo de su último álbum, una canción en la que María Jiménez se muestra capaz de “bailar de alegría y llorar de emoción”. La tonadillera se siente “brillante y positiva por su próximo trabajo”.

Su vuelta a los escenarios para girar con su nuevo trabajo se complicó a causa del COVID, por el cual tuvo que cancelar varias actuaciones, aunque en verano del 2020 María se subió de nuevo a la palestra en el Festival Starlite de Marbella, Málaga, donde sus fans pudieron aprovechar la oportunidad para verla de nuevo en vivo. Tras su larga carrera, la artista sentencia que no se arrepiente del camino profesional que ha escogido, recalcando que, para ella, “el escenario tiene una magia que te transforma, el escenario es un orgasmo”.

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