Desarrollan soluciones 100% naturales y comprometidas con el Medio Ambiente

Braulio Francisco Moreno, presidente

Biotechnology biopolym, s.a. surge en los inicios de los años 90, como consecuencia de la evolución profesional de su promotor, Braulio Moreno. Nace como diversificación de las empresas familiares dedicadas a la protección vegetal y a la nutrición vegetal y animal. En ese momento, el enfoque principal era la producción de alimentos.  La gestión de los subproductos y residuos derivados de ella ocupaba un papel secundario. Esta última se limitaba, casi en exclusiva, a la corrección de problemas puntuales. El abordaje de estos problemas se orientaba hacia la aplicación  de sustancias químicas o antibióticas de alta eficiencia, pero comportaba un alto coste medioambiental. Estas prácticas penalizaban al productor, ya que sus instalaciones o  sus fincas agrarias se degradaban rápidamente. En el caso agrario, adicionalmente, se obtenían menores rendimientos, se originaba merma de calidad y se hacía necesaria la búsqueda de nuevos suelos para continuar la explotación.

Aún más relevante es el hecho de que la acumulación de residuos originaba efectos negativos en  la calidad de vida en general, además de ocasionar  malos olores y contaminaciones de aguas. El modelo productivo dañaba a la sociedad en su conjunto y se traducía en un alejamiento entre los habitantes de las zonas rurales y el resto de ciudadanos, conscientes todos de los efectos perniciosos señalados. Se trasladaba la sensación de que, además de despoblarse los núcleos rurales, la producción de alimentos se había derivado hacia instalaciones industriales de gran dimensión, generadoras de residuos. En este contexto, desde Biopolym consideraron que su misión debía centrarse en valorizar esos residuos e incorporarlos como insumo agrario. “Creímos que era la solución más eficiente a los problemas que se habían planteado”, señalan.

La anticipación es su principal factor distintivo: “iniciamos las medidas correctoras antes de que el problema exista o apenas este se ha puesto de manifiesto”. Facilitan soluciones para mejorar e implementar las condiciones reológicas y dinámicas del suelo, empleando como materia prima los mismos elementos residuales de las actividades ganaderas y/o agrarias. En particular, llevan a cabo la gestión de estiércoles (reducción de emisiones de gases de efecto invernadero), de deyecciones ganaderas: gestión diferenciada de higienización de estiércoles y su posterior gestión de sólidos y líquidos para fertilización agrícola, y de restos animales en la propia explotación: hidrolisis enzimática de cadáveres y otros subproductos alimentarios. De este modo, se evitan desplazamientos y  gestiones terciarias. También realizan la higienización biológica de las instalaciones ganaderas. En los suelos agrícolas, implementan y corrigen la microbiota para mejorar la biodinámica del suelo y la higienización de las tierras y sus cultivos.  Además, se encargan de la eliminación y naturalización de restos de cultivos (eliminando restos de cultivo dentro del invernadero,  garantizando mediante reducciones microbianas la destrucción de los tejidos vegetales y los reservorios de plagas del suelo y a su vez, reducen los restos de residuos de plaguicidas), evitando la quema de rastrojos (producciones arroceras: se reduce el empleo de fertilizantes químicos por encima del 30% y mejoran el rendimiento hasta un 20%), o la incorporación de restos de poda de frutales y olivar, en éste caso incluso incorporando alpeorujos, durante el proceso de compostaje en la propia finca. Gracias a ello, soslayan diversos inconvenientes entre los que se cuentan los riesgos de humos, escorrentías de cenizas e incendios. Asimismo, impiden la eutrofización de lagunas y embalses instalados en las explotaciones agroalimentarias (por ejemplo, en piscifactorías, en balsas para riego o en depósitos para procesos agroindustriales).

“Nuestra filosofía se centra en reducir al máximo la huella ecológica y minimizar o eliminar los nodos de gestión prescindibles”, explican desde la compañía. Para lograrlo, se centran en evitar que se produzcan residuos y en implementar el aprovechamiento de todos los insumos, tanto los que se necesitan para la producción como aquellos otros que dan lugar a subproductos que hay que gestionar, procurando que la gestión sea preferentemente “in situ”, con independencia de su origen o naturaleza, reduciendo o eliminando consumos energéticos exógenos.

La realidad del sector, pese al tiempo transcurrido, es compleja. Los productores, inicialmente, no encuentran incentivo para invertir “a priori” en la eliminación de residuos. El coste de este tipo de medidas, en el entorno de alta competitividad en el que se encuentran inmersos, puede parecer un esfuerzo difícil de asumir.

El reto de Biopolym es modificar estas asunciones previas. “Somos capaces de evidenciar mejoras sustantivas en la producción, a la vez que, a partir de lo que en principio solo era un residuo, obtener nuevas fuentes de ingreso para nuestros clientes”. Están comprometidos con la calidad productiva y por ello cuentan con certificados en área alimetaria  Fami-QS, Sistema de calidad de gestión ISO 9001:2015, ECOCERTIFICACINES SOHISCERT insumos agrícolas y alimentación animal. Recientemente, están habilitando DEMETER (biodinámica).

“Estamos orgullosos de una trayectoria de más de treinta años en el sector.  El trabajo que desarrollamos en las distintas áreas de la compañía (industriales, ganaderas, agrarias) pretende, con los medios a nuestro alcance, mejorar la vida de quienes residen en las zonas de producción y, en general, de la sociedad a la que sirven. Esperamos esta contribución resulte visible”, concluyen.

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