«Mónica fue diagnosticada cuando era una niña con una patología que le produjo graves efectos en la vista. Esta dolencia no ha sido obstáculo para dedicarse al deporte y alcanzar la excelencia»
Mónica Merenciano (Lliria, 1984) es campeona paraolímpica de Judo. Amante del deporte desde pequeña, a los 11 años le detectaron retinosis pigmentaria, lo que llaman «visión de cañón de escopeta. Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, a los 15 años empezó a practicar judo en el gimnasio de la ONCE. Lo recogió en su nombre José Campos Granel, director de la Cátedra Divina Pastora de Deporte Adaptado de la Universidad de Valencia.
En primer lugar excusó la ausencia de la deportista por razones inaplazables «ya que tiene un compromiso de la selección nacional fijado hace mucho tiempo». «El deporte es una escuela de vida. Mónica fue diagnosticada cuando era una niña con una patología que le produjo graves efectos en la vista. Esta dolencia no ha sido obstáculo para dedicarse al deporte y alcanzar la excelencia.
Es un premio que enorgullece enormemente a la Cátedra que represento y de la que ella es becada». Lo que empezó para ella como un juego divertido, se acabó convirtiendo en una pasión. En 2001 empezó a entrenar en el Club Ronin y, desde 2003, en el Club Judokan Valencia Terra i Mar en donde trabajó duro y se esforzó al lado de grandes profesores. Entre los resultados más destacados son las medallas de bronce de Atenas (- 63Kg.), Pekín 2008 y Londres 2012 (- 57Kg.), Plata en el Mundial de 2002 en Roma y Oro en el Europeo de Crawley en 2011. A nivel nacional, campeona de España en diversas ocasiones.
Al finalizar la carrera universitaria en la Universidad de Valencia, hizo máster de actividad físico deportiva adaptada y está estudiando el grado en Fisioterapia. En estos momentos está inmersa en los entrenamientos para el Campeonato de Europa que se celebra entre el 26 y el 27 de noviembre próximos en Lisboa porque su sueño es obtener el billete para las Olimpiadas Río de Janeiro 2016.