Formación, cultura y espectáculo se unen para preservar y divulgar la tradición ecuestre andaluza.
Rafael Olvera Porcel, director.
Contándose entre las razas equinas más antiguas, el caballo andaluz actual desciende de aquellos que en época medieval se usaban para las cargas en batalla. Con un largo linaje, entre su ascendencia encontramos legendarios corceles como Babieca, quien habría acompañado al Cid en sus más afamadas batallas. El propio Miguel de Cervantes escribió sobre la belleza y elegancia de esta raza, así como Lope de Vega nos habló sobre la fama de estos caballos y también de sus jinetes.
A pesar de que el paso del tiempo alejó a los equinos de los campos de batalla a medida que llegaba la modernidad, el interés por preservar su tradición llevó a la creación en 1973 de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Situada en Jerez de la Frontera, en el Recreo de las Cadenas, palacio de arquitectura decimonónica andaluza, sus instalaciones abarcan un amplio número de edificaciones, como el Museo de Arte Ecuestre y el Museo del Enganche. Desde este lugar imparten de modo oficial cursos destinados a la formación de especialistas y cursos de tecnificación ecuestre para jinetes tanto profesionales como aficionados.
Sin embargo, la labor de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre no se limita a la instrucción. Para transmitir este arte, que defienden como parte fundamental de la identidad andaluza, esta fundación organiza tanto exhibiciones como visitas a sus instalaciones. Destaca el espectáculo “Cómo bailan los caballos andaluces”, cuyos artífices definen como una danza con música española e indumentarias propias del siglo XVIII, en la que se combinan movimientos y coreografías de la doma vaquera, la doma clásica y otros elementos de la equitación tradicional.
Igualmente, esta fundación ofrece a particulares, empresas y agencias la posibilidad de hacer uso de sus instalaciones y de contratar exhibiciones privadas. De este modo, los interesados pueden disfrutar de varios de los espacios de este recinto para la realización de exposiciones, cenas, almuerzos e incluso bodas. Entre estos encontramos lugares como los denominados salones nobles, que sirvieron de localización para películas como Cuba o Volavérunt; los extensos jardines del Recreo de las Cadenas; o el Salón 1810, con capacidad de albergar a 400 personas.
De este modo, la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre busca fomentar y proteger esta faceta del patrimonio inmaterial andaluz. A través de sus actividades logra no solo la pervivencia de las tradiciones de la ganadería caballar clásica, sino también su divulgación con un enfoque tanto cultural y turístico como formativo.