La empresa familiar que continua apostando por la fabricación artesanal desde Cantabria y para toda España, está en manos de tercera generación, quienes fabrican actualmente 40 mil sobaos al día, que además, lleven el certificado de “Indicación Geográfica Protegida”
Casa El Macho inicia su actividad con Gumersindo García González y Matilde Sainz Güemes, a mediados de los años 50. Ellos regentaban un pequeño local en Selaya (Cantabria) que hacía las veces de bar y venta de comida. Comienza así la elaboración de quesadas para los habitantes del pueblo, sobre todo en fiestas y los fines de semana cuando también llegaban visitantes, que se acercaban el pequeño salón de baile lindero a la taberna. Con el tiempo, ese salón se convierte en lugar de celebración de banquetes de bodas, en los cuales se solía dar de postre la quesada.
Ésta sala adquiere fama y a finales de los años 60, Matilde y Gumersindo, abuelos de los actuales propietarios de Casa El Macho, comienzan a fabricar los famosos sobaos de los Valles Pasiegos. Sobre los años ´70 compran la primera amasadora y el lugar destinado a salón de bodas y baile pasa a ser obrador de sobaos y quesadas. En 1995 se traslada a los locales que ocupan actualmente.
A día de hoy, la empresa familiar que continua apostando por la fabricación artesanal desde Cantabria y para toda España, está en manos de tercera generación, quienes fabrican actualmente 40 mil sobaos al día, que además, lleven el certificado de “Indicación Geográfica Protegida” y de calidad controlada dado que sus productos están hechos con los mejores ingredientes de la zona y no contienen conservantes. La venta también se realiza a través de su tienda online.
“Somos una empresa acorde a nuestros tiempos, sin embargo no nos olvidamos de nuestros orígenes que se remontan al siglo pasado cuando nuestra familia decidió elaborar sobaos y quesadas. Fijamos nuestros objetivos en el futuro sin olvidarnos de nuestra historia”, afirman sus responsables.