"Al final del día no te acuestes sin pedir perdón ni dar las gracias"

Si bien comenzó creando hogares de acogida para niños y jóvenes en situación de abandono y exclusión social, hoy la asociación Mensajeros de la Paz ha ampliado su actuación a otros sectores sociales desprotegidos como las mujeres víctimas de violencia doméstica, los discapacitados físicos y psíquicos y las personas mayores que viven en soledad, abandono o indigencia. La entidad ha sido galardonada con el Premio Cantábrico Excelente de Solidaridad

«Al final del día no te acuestes sin pedir perdón ni dar las gracias». Padre Ángel, fundador de Mensajeros de Paz, fue uno de los principales protagonistas del acto. Su discurso fue conciso, pero emotivo, y sus palabras las repitieron varios de los premiados. Se trata de una organización no gubernamental que desde el año 1962 cubre las necesidades de atención social de diferentes colectivos en riesgo. Fundada por el Padre Ángel García en 1962, Mensajeros de la Paz está legalmente constituida en numerosos países y trabaja de forma directa, o en colaboración con organizaciones locales, en distintos programas sociales, de cooperación al desarrollo, asistencia social o de ayuda humanitaria que se desarrollan en 50 países. 

Su trabajo se basa en valores como libertad, solidaridad, tolerancia, derechos humanos, justicia social e igualdad. Y es que Mensajeros de la Paz puede considerarse una gran familia formada por 51.150niños y jóvenes que han pasado por las numerosas casas de familia, 11.700 personas mayores atendidas en sus residencias y centros, 4.200 voluntarios repartidos en los distintos países donde se encuentran establecidos y 3.900 trabajadores en plantilla. 

Desde la entidad confiesan que aspiran a que a través de la solidaridad se produzcan cambios de progreso social en los países en vías de desarrollo y que se generen condiciones de vida dignas. Mensajeros de la Paz ha recibido, entre otros galardones y a lo largo de sus 40 años de historia, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. 

La principal actividad en sus inicios fue la creación de hogares funcionales para acoger a niños y jóvenes privados de ambiente familiar o en situación de abandono, proporcionándoles el medio más parecido al de una familia, en el que desarrollar su vida y formación integral de un modo eficaz. 

Ante la realidad social y demográfica de España y otros países, donde la población envejece a ritmo creciente, se ponen de manifiesto las necesidades sociales de las personas mayores: soledad, abandono, exclusión social y escasez de recursos. Por ello, Mensajeros de la Paz creó la Asociación Edad Dorada en busca de una respuesta adecuada a este colectivo. A través de Edad Dorada se atienden numerosas residencias de mayores y centros de día en España y algunos países extranjeros. 

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