Desde el centro se trabaja la vertiente pedagógica con alumnos que acuden a él cuando sus problemas dificultan su estancia en un centro ordinario

El Centro Educativo Lupasco, fundado en 1977 y ubicado en Santander, lleva casi 40 años ofreciendo una oferta pedagógica para alumnos con necesidades especiales que lo ha convertido en referencia. Por ello, ha sido galardonado con el Premio Cantábrico Excelente 2015 en la categoría de Proyecto Educativo. Begoña Cacho, presidenta de la coperativa, recibió la estatuílla de manos de Antonio Queijeiro. Exhibieron un vídeo para dar a conocer su modelo pedadógico. Asimismo, Cacho resaltó la necesidad de ayudar a niños y jóvenes con trastornos de personalidad que se encuentren en riesgo de exclusión social. 

El germen de Lupasco fue la cooperativa denominada Servicio Médico-Pedagógico Stephane Lupasco. El nombre tiene su origen en la relación que el fundador estableció con el profesor de la Sorbona Stephane Lupasco, cuya idea de la educación coincidía con las inquietudes educativas del equipo. 

En la actualidad el Colegio atiende a niños y jóvenes con graves trastornos en la constitución de la personalidad. El centro trabaja la vertiente pedagógica con alumnos que acuden a Lupasco cuando sus problemas dificultan su estancia en un centro ordinario. Desde ahí se intenta que estas dificultades se resuelvan en el menor tiempo posible. El objetivo es alcanzar una mejor integración y adaptación del alumno en el entorno del que procede. Lupasco trata de lograrlo utilizando la acción educativa, reeducativa y terapéutica. 

El colegio Lupasco está dotado de una estructura pensada para niños con patología en el área emocional y social. Así, existen zonas personales de seguridad, un espacio protegido para los alumnos, de función, ligadas a la actividad, otro socializador para entablar relaciones, y por último lugares colectivos, donde «el conflicto» se expresa y se elabora. 

Las cinco unidades concertadas en el centro se distribuyen en dos zonas más amplias que combinan el modelo familiar nuclear con el de familia extensa y apertura al mundo extra familiar. La estructura y composición de los grupos es flexible. 

Las actividades grupales están abiertas a niños y jóvenes con dificultades específicas en el área de la personalidad. Su enfoque terapéutico pretende disminuir el sufrimiento que estos problemas llevan asociados. Los objetivos de las actividades son favorecer la autonomía personal, desarrollar habilidades sociales y acompañar en el proceso de aceptación por parte de las familias de la realidad de estos chicos. 

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